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Introducción

La Roda ha sido históricamente un punto de encuentro. Hasta aquí llegan y parten itinerarios hacia el Centro y el Este de nuestro país, por lo que ha convertido a los habitantes de La Roda en gentes abiertas acostumbradas al trato afable con quien nos visita.

Vías antiguas de comunicación fueron el Camino Real de Toledo a Murcia, Cartagena y Valencia que atravesaba el centro de la población, la cercana calzada romana de Cartagena a Alcalá de Henares, cercana a la población,  y la red de veredas y cañadas que nos circundaban y  se ramificaban hasta el abrevadero de «la Balsa» (hoy el parque central), dejándonos sus huellas en las anchuras actuales que tienen nuestras calles Peñicas, Virgen, Ramón y Cajal, Paseo de la Estación, o el  Paseo Juan Ramón Ramírez.

Origen del nombre

Centro Cervantino de La Roda

A través del estudio de varios documentos del siglo XIV sobre concesión de privilegios en los que se mencionaba este pueblo como «la Robda«, el arabista D. Jaime Oliver Asín (1928) consideró que «robda» es una variante de la forma etimológica «rodva» que era un impuesto que se pagaba por los ganados. Y «arrobda» era el guardia rural que cobraba estos impuestos. Todas estas voces con un sentido aduanero vienen del árabe «rotba».

El mismo autor, estudia la palabra homónima «arrobda» (y su posible variante robda) con otro significado, refiriéndose a un grupo de jinetes que hacían la vigilancia por fuera del castillo o del real para avisar al ejército de la inminencia del peligro: una huella lingüística de la célebre institución musulmana del «ribat», o deber sagrado musulmán de vigilar y defender las fronteras.

Profundizando un poco

Huellas del pasado

De hace unos cinco millones de años: Dentro del término municipal, en terrenos cercanos al casco urbano, existe una amplia zona llamada popularmente «Los Terreros», donde se explotan unos yacimientos de roca blanda y blanca, conocida como «Blanco de España» que aquí llamamos, «tierra blanca».. Está compuesta fundamentalmente por dolomita, que químicamente es un Carbonato doble de Calcio y Magnesio, integrante mayoritario de la roca llamada dolomía, formada en ambiente lacustre.

Su origen geológico data de la época del Plioceno, en el periodo Terciario de la Era Cenozoica ( que comenzó hace unos sesenta y cinco millones de años). En esa época existía en toda la extensa zona de «Los Terreros» un gran lago superficial que comenzaba en el paraje urbano de «La Báscula» (donde desemboca «la calle del Terrero»), extendiéndose varios kilómetros hacia el oeste donde actualmente sigue extrayéndose para su explotación industrial.

El lago estaba formado por aguas dulces y alcalinas, abastecido principalmente por afloramientos subterráneos y lluvia, formándose dolomías ante especiales circunstancias e intervención de agentes bacterianos sobre la materia orgánica contenida. (A veces suelen encontrarse incrustados en las blandas rocas caparazones fosilizados de minúsculos animales).

Desde hace cientos de años fue excavada , secada al sol, triturada y molida la «tierra blanca» en los tradicionales molinos rodenses, resultando un material poroso y ligero que se empleó originariamente para fabricar pintura al temple, para el blanqueo de las fachadas; aunque también tiene otros usos: en la fabricación de cerámica, vidrio, cargas blancas para caucho, para purificar los vinos, como fundente siderúrgico, corrector de acidez de suelos agrícolas, etc.

En abril de 1787, por primera vez, el cura Jerónimo de la Serna mencionó por escrito las minas de «Los Terreros» para el libro geográfico-histórico de Tomás López. El Instituto Geológico y Minero de España considera que el mayor centro productor de Blanco de España está en nuestra villa.

De hace unos trescientos mil años: De aquellos tiempos prehistóricos, concretamente del Paleolítico, en otra zona del término municipal, Las Dehesas del río, se han localizado enterrados abundantes restos fosilizados de Mamut, especialmente de sus molares y enormes colmillos.

También de esta época paleolítica se han descubierto yacimientos de útiles de piedra de los humanos prehistóricos que poblaron parajes cercanos, en «Las Tasoneras» , el «Cerro de los Morteros», el «Cerro de la Cañada de Santa Marta», y más abundantemente en el paraje llamado «Los Almendros», considerando este último enclave como un auténtico taller para la fabricación de las primitivas herramientas de piedra (de cuarcita, sílex y caliza para lascas retocadas, denticulados, muescas, perforadores, puntas musterienses, raederas, raspadores, etc.) de aquellos hombres antecesores nuestros.

También en nuestro término municipal se han encontrado huellas de otras culturas más cercanas en la historia, como restos de asentamientos ibéricos, en el paraje del término municipal conocido como «Morra de Lechina»; con necrópolis pertenecientes a distintas épocas (como tumbas posteriores con restos visigodos). Y existen otros importantes yacimientos cercanos, sin investigar, de términos municipales adyacentes: Marigutiérrez, El Cerro de los Morteros, etc.

De la Era Romana, permanece muy deteriorado y modificado el llamado «Camino Romano», que hasta el siglo XVIII fue una calzada empedrada que iba de Complutum (Alcalá de Henares) a Cartago Nova (Cartagena), y pasa cercano a esta población. Todavía se aprecian las incisiones de las ruedas de los carros en los restos de la calzada en ciertos tramos cercanos a «Los Prietos», y restos de bordillos por la «Casa Tabernero» y otros parajes. Se han encontrado algunas monedas romanas en el casco urbano rodense y fuera de él, también un ánfora completa, pesas de telar, y otros restos en la mencionada aldea de los Prietos.

De la época musulmana apenas conservamos huellas fidedignas, salvo el nombre antiguo de Robda, haciendo suponer a algunos historiadores que ya en tiempos almorávides se hubiera reforzado aquí la primera línea fronteriza del Júcar con un «ribat» o rábida, que era una congregación de musulmanes guerreros dispuestos a defender la frontera contra los cristianos. Y para otros, que aquí hubo jinetes musulmanes (arrobdas) para recaudar un impuesto por el paso del ganado, refugiándose en una primitiva fortaleza levantada donde hoy se haya la iglesia parroquial, cuyas ruinas más prominentes vieron nuestros antepasados del siglo XVI dejando su testimonio por escrito. Dichas ruinas de aljibes, trozos de muralla, cuevas y cubos derruidos, perduraron hasta el siglo XIX según recogemos de las actas municipales. Todavía quedan sin inspeccionar algunas ocultas galerías y arcos antiguos de sus cuevas, que habría que rescatar del olvido y catalogarlas dentro del patrimonio local histórico-artístico a conservar.

Hitos históricos

  • Después que el ejército de Alfonso VIII conquistara la fortaleza de Alarcón (1184) e Iniesta (1186), no estaría muy lejano el año en el que los caballeros del concejo de Alarcón llegaran hasta este lugar de «la Robda» para incorporarlo a su extenso Alfoz como una aldea más. Y aunque en el año 1310 don Juan Manuel le concediera a esta localidad su término y la segregara de Alarcón, esa especial vinculación medieval y afectiva entre ambos pueblos continuó existiendo durante siglos, compartiendo la tierra comunal de pastos para los ganados, llamada «de la tierra de Alarcón», hasta el siglo XIX.
  • En 1305, Fernando IV de Castilla concedió todas las tierras que componían el Señorío de Alarcón ( en el que estábamos integrados) a don Juan Manuel, hijo del infante don Manuel (hermano de Alfonso X), incorporándolo a su Señorío de Villena, y la aldea de la Robda quedó bajo su protección y dominio.
  • En 1310, D. Juan Manuel, otorga el privilegio de la concesión de los límites territoriales a la entonces aldea de «la Robda», segregando a este concejo del de Alarcón. Posteriormente recibiríamos otros privilegios: en 1319 el fuero «de las leyes»; en 1334 que pudieran pagar los diezmos en la propia localidad; hubo otros privilegios de don Fernando, hijo de don Juan Manuel, en 1350 quitándoles ciertos impuestos y confirmando los que su padre concedió anteriormente.
  • En 1372 don Alfonso de Aragón, I Marqués de Villena, ratificó más confirmaciones de los privilegios anteriores concedidos a la Roda. (El rey Enrique II de Trastámara había elevado el rango del Señorío de Villena al de Marquesado de Villena, concediéndole el título de I Marqués de Villena a don Alfonso de Aragón, hijo del infante don Pedro de Aragón, y nieto de Jaime II de Aragón).
  • En 1445 el rey Juan II concede el Marquesado de Villena a Juan Pacheco. (marquesado en el que La Roda seguía estando integrada).
  • El 24 de Octubre de 1476, la Reina Isabel distinguió a la población confirmando sus privilegios y dándole poderes de cortar la mano derecha de quien osara no respetarlos, intentando enajenarla de la Corona. En la carta antepone al nombre de la villa los superlativos que hoy componen su divisa bordeando el escudo: «Muy noble y muy leal Villa de La Roda». (Pues, durante la guerra en la sucesión al trono de Castilla entre ella y su sobrina «La Beltraneja», a la que apoyaba el Marqués de Villena, La Roda se alzó en armas contra el Marquesado, por iniciativa propia y antes del 8 de septiembre de 1476, por lo que los Reyes Católicos la incorporarían después a su Corona en los acuerdos o «Capitulaciones» con el Marqués. De ahí que nuestro escudo aparezca timbrado con la corona real).
  • En el Siglo XVI La Roda era ya una importante villa con numerosos y ricos linajes como quedó reflejado en la arquitectura local renacentista que conservamos: mansiones y templos religiosos. Siendo una villa de realengo perteneciente al Obispado de Cuenca y a la Chancillería de Granada.
  • Pero desde el año 1586 en el que el rey Felipe II ordenó hacer una reforma administrativa en la Corona de Castilla, La Roda fue separada de sus naturales lazos medievales con los pueblos de Cuenca y pasó a pertenecer al Corregimiento de Chinchilla o «del Partido de abajo» (compuesto por las ciudades de Chinchilla y Villena, más las villas de La Roda, Albacete, La Gineta, Tobarra, Hellín, Yecla, Sax, Almansa y Ves). Mientras que al otro Corregimiento se le llamó «El Partido de Arriba» o «Corregimiento de San Clemente», con San Clemente de capital y 16 villas más: Vara del Rey, Barchín, El Cañavate, Iniesta, Las Mesas, Minglanilla, Motilla, El Pedernoso, Las Pedroñeras, El Peral, Quintanar del Marquesado, La alberca, Santa María del Campo, Tarazona, Villanueva de la Jara y Villarrobledo).
  • En 1785, La Roda volvió a pertenecer a su original provincia de Cuenca, en el Partido de San Clemente.
  • En 1833 se creó la nueva provincia de Albacete y La Roda dejó de pertenecer a Cuenca, incorporándose a la nueva provincia, aunque eclesiásticamente siguió perteneciendo al obispado conquense hasta que en el año 1950 pasó a depender de la Diócesis de Albacete.

La Roda en la actualidad

La Roda es una dinámica población que supera los 16.000 habitantes, que en los últimos años ha experimentado un notable crecimiento económico  fundamentado en su óptima situación geográfica.

Este desarrollo económico ha sido protagonizado por los propios empresarios y comerciantes de la localidad, dinamismo que también se traduce en la actividad asociativa y participativa de sus vecin@s y que permite al visitante disfrutar de multitud de actos y actividades a lo largo del año, a la vez que sentirse perfectamente acogido e integrado en la localidad.

El escudo

Escudo de La Roda

Nuestro escudo aparece timbrado con la corona real porque durante la guerra por la sucesión al trono de Castilla entre Isabel «La Católica» y su sobrina «La Beltraneja», a la que apoyaba el Marqués de Villena, La Roda se alzó en armas contra el Marquesado, por iniciativa propia y antes del 8 de septiembre de 1476, por lo que los Reyes Católicos la incorporarían después a su Corona en los acuerdos o «Capitulaciones» con el Marqués. Y en su bordura el escudo lleva la divisa o lema «Muy noble y muy leal Villa de La Roda» que son los superlativos con los que distinguió la reina Isabel a la población en el escrito de confirmación de privilegios de fecha 24 de octubre de 1476.

En el centro del mismo hay un castillo recordando al que existió en el mismo lugar donde hoy se levanta el templo de El Salvador; dicho castillo presenta las puertas cerradas como símbolo de fidelidad y bajo estas puertas lleva un reguero de sangre recordando la traición que sufrieron unos nobles cristianos por parte de los musulmanes. (Este último elemento fue añadido modernamente en el siglo pasado y recuerda «la traición de Roda», unos hechos ocurridos, según argumentan la mayoría de historiadores, en otra localidad de Zaragoza con el mismo nombre). A ambos lados del castillo lo acompañan dos letras: R y F, las iniciales de «Roda Fuerte».

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